jueves, mayo 3


Era toda viento
yo todo montaña,
yo pura resina,
y ella pura llama.

Una noche oscura
se fue de mi casa,
cegaron mis ojos
para no mirarla.
Para no seguirla
cerré las ventanas,
clausuré las puertas
para no llamarla.

Puse rosas negras
sobre nuestra cama,
sobre su memoria
puse rosas blancas.
Y a la luz difusa
de la madrugada,
me quité la vida
para no matarla.