miércoles, agosto 22

No hay más estrellas que las que dejes brillar

Me mata la impotencia.
Escuchar las palabras mudas pidiendo auxilio, ver la tristeza que tus ojos quieren esconder detrás de una sonrisa de papel.
Feliz es el ignorante, o el desinteresado. 
No hay nada más duro que saber y no poder hacer nada.... 
Porque si pudiera, haría todo nena, te juro que sí.
Porque no estás bien. 
Te hacés ver serena, despreocupada. Tratás de disfrazar el revoltoso mar de pensamientos que aturde tu mente con un vestido de "proyectosEideasIDIOTECEStípicamenteADOLESCENTES". 
Y se la creen. ¿Creen lo que quieren, o lo que pueden? no sé. 
Pero te aseguro que yo, aunque en un momento me hiciste dudar, no me la creo.
Estás ausente, sos un fantasma que camina en cuclillas en un cuerpo sedado, que no siente. Pero vos sí sentís, y ahora lo que sentís no te gusta, no es "lindo"... ¡pero va a pasar! 
Te prometo que va a pasar... el dolor parece interminable, te estás ahogando y no podés ver la orilla, pero confiá, que no es para siempre, termina.
A mi no me mentís, Helena. 
Estás sufriendo, vivís actuando. No podés involucrarte mucho con nada ni con nadie, porque claro... si no resolvés tu mundo interno, no salís al mundo exterior.
Me duele. Me duele un poco por vos, me duele un poco por mí.
Porque te extraño tantísimo, no a esa que forzadamente muestra los dientes en un intento de "estoy bien", extraño a esa que puede decir lo que siente, que llora con bronca, con miedo, con angustia... esa que cuando es felíz llena de risa el ambiente. Esa! ¿te acordás de esa que eras? la chica hipersensible, simpática, tierna, algo ingenua, emocional, instintiva, amante de la lectura, de las películas románticas, amante del amor mismo.
¡Yo sé que te tenés guardada para cuando juntes fuerza salir y brillar con todas tus ganas!
Despertate por favor! Estás dormida, es una pesadilla nada más. 
Despertate y hacele frente al dolor, a la amargura, a la culpa, a la incomprensión.
Despertate y llorá todas esas lágrimas contenidas.
Despertate y pedí ayuda, deciles que no estás bien.
Decime, ¿cómo te ayudo? No puedo esperar a que alguien reaccione, mientras vos te estás quemando por dentro.
Te quiero tanto. Me duele que no puedas con vos misma, quiero que estés realmente bien.
Pasó un año y medio desde la última vez que pudiste abrirte a mí, que hablamos, que ví lo que sentías.
Y por si pasa mucho tiempo más... quiero que sepas que siempre te voy a tener presente, porque aunque ahora no puedas estar en cuerpo y alma acompañándome, ya estás en mí.
Cuando tengas la fuerza que se necesita para salir adelante, para romper esa capa de hielo que te rodea y ser realmente libre de vos, sabé que yo voy a estar esperándote... Para hablar, para reír, para llorar, para gritar, para sentir, para vivir.
Y cuando vuelvas de esta pesadilla, vamos a ser felices amiga.